El agua y la energía son inseparables. La producción de la mayoría de las fuentes de energía utiliza cantidades significativas de agua y también se utilizan cantidades significativas de energía para extraer, tratar y transportar agua para el consumo humano y recolectar y tratar las aguas residuales.
La demanda de agua y de energía está aumentando debido al crecimiento poblacional, al crecimiento económico (aumento de los ingresos) y a la urbanización. Se estima que para el año 2050 la demanda de energía podría aumentar en un 50% y la demanda de agua podría superar en un 44% los recursos anuales disponibles. Una demanda alta de energía y de agua amenaza a los ecosistemas, ya que puede conducir a pérdida de hábitats y mayor contaminación. A esto se suma la imprevisibilidad del cambio climático.
"Uno de los desafíos más importantes es abordar la gran demanda de tantos usuarios. Y a pesar de que la demanda de energía aumenta, el suministro de agua potable se mantiene", explica Ursula Schaefer-Preuss, Presidenta de GWP, en el video.
Los impactos climáticos y ambientales asociados a la producción de energía han creado conciencia de la necesidad de energías renovables y de combustibles alternativos, pero solo se podrá lograr un desarrollo sostenible verdadero, a través de la diversificación y la localización de las fuentes de energía, si los efectos adversos sobre los recursos hídricos se encuentran dentro de los límites de tolerancia.
Claramente, los gestores del agua y de la energía deben adoptar un enfoque integrado que optimice las inversiones, la eficiencia, la salud y la conservación del ambiente.
"Es importante que las partes interesadas de los sectores de agua y energía se unan para desarrollar soluciones. Esto requerirá la colaboración y el compromiso de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil - incluyendo las personas en el terreno. GWP ofrece una plataforma para el diálogo entre todos los sectores ", afirma Schaefer-Preuss.