La ineficiencia gubernamental en la gestión de las cuencas hidrográficas, la baja inversión en el sector, el obsoleto sistema de recolección, tratamiento y distribución, y el despilfarro sostenido en algunos de los pocos hogares favorecidos por el vital líquido, hacen que la gestión del agua sea un total desafío en Venezuela.
Es absolutamente injustificable que la nación número 13 en el ranking global de productores de agua dulce, enfrente la carencia a niveles extremos, al punto que el disfrute de este recurso humano fundamental, probablemente no esté llegando en cantidad y calidad suficiente para la m ayoría de la población. De hecho, algunas organizaciones aseguran que alrededor de 70% de las familias del país no tiene acceso continuo a agua potable, e incluso deben recurrir algunas veces al agua de las cañerías o de la escorrentía, aunque podemos deducir que no necesariamente esté tratada.
En términos de saneamiento, la situación es aún más grave en Venezuela. Solo alrededor de 20% del total del agua residual recibe tratamiento, muchas veces incompleto y deficiatario, lo cual nos lleva a pensar que el 80% restante, contamina los cuerpos de agua, generando un ciclo vicioso que dism inuye la disponibilidad del vital líquido, y aumenta las probabilidad de enfermedades entre la población, deteriorando igualm ente alm edio natural.
Frente a todo ese panorama, ¿qué podem os hacer? Protestas hay muchas. Propuestas, algunas. Acciones concretas, lamentablemente muy pocas.
La Asociación Venezolana para elAgua surgió hace 14 años con la misión de contribuir a la gestión integrada de los recursos hídricos, propiciando el intercambio de experiencias entre organizaciones de diversos sectores, con el ánimo de apuntar hacia la mejora del acceso al recurso. Todo ello con la finalidad de prom over el desarrollo y manejo coordinados del agua y sus diversos usos, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales.
En su historia, diversas han sido las acciones em prendidas, los conflictos atendidos y los desafíos internos para subsistir, en un país cuyo gobierno no cree en las asociaciones profesionales y m ucho m enos en el trabajo interinstitucional.
Sin embargo, a partir de la presente fecha, nuevos liderazgos asumen las riendas de AveAgua, en un m omento del país en el que necesitamos organizaciones más activas, críticas y técnicam ente blindadas, generando posiciones y documentos como este.
Es vital que los ciudadanos nos organicemos y evitemos llegar a los extremos de una emergencia sanitaria. Venezuela y los venezolanos no lo merecen.
Editorial Revista Aveagua - Dr. Diego Díaz Martín, Presidente de Vitalis y Fundador de Aveagua