Aunque el sistema hidrológico del país o la región incluye tanto las aguas superficiales como las subterráneas, el hecho de que no veamos a simple vista a los acuíferos, parece razón suficiente para ignorarlos.
Nadie discute la esencialidad del agua. Sin embargo, es notorio el olvido o el descuido que demuestra la opinión pública ante la importancia que tienen las aguas del subsuelo. Quizás explique por qué no se lleva adelante una gestión conjunta de las aguas superficiales y subterráneas, algo esencial si se pretende garantizar la sustentabilidad del recurso. Disponemos de buena información técnica y científica, así como de mucha experiencia en el manejo del agua –los aciertos logrados pero, sobre todo, los errores cometidos.
No cabe duda de que el camino a seguir es lograr una buena gobernanza de las aguas, o sea, alcanzar una manera diferente de tomar las decisiones importantes, que logre un desarrollo económico, social e institucional duradero de los recursos, basado en un mayor equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. Procura alcanzar un equilibrio –hasta ahora desconocido- entre el Estado y la sociedad civil, basado en los consensos y la participación. Porque lo que está en juego es la calidad de vida de todos.
La gobernanza implica tomar decisiones y ejecutarlas. Está claro que las consideraciones económicas, políticas, sociales y ambientales resultan fundamentales, no sólo para garantizar un buen uso de los recursos hídricos, sino para asegurar su sustentabilidad.
Lo que está costando más de la cuenta es impregnar, lo antes posible, a la toma de decisiones con esta visión, y que sea capaz de redefinir las políticas y orientar los planes de acción a mediano y largo plazo.
Consciente de su importancia, la semana pasada UNESCO y FAO organizaron en Montevideo una consulta regional para América Latina y el Caribe, sobre gobernanza de aguas subterráneas. Preocupa sobremanera el grado de agotamiento y la degradación que se constata en las aguas subterráneas, atribuyéndole a la falta de gobernanza buena parte de las causas del problema.Como la responsabilidad recae en todos los actores involucrados en el uso y la conservación de los acuíferos –y también de las aguas superficiales- se necesita darle un golpe de timón al asunto.
Una de las preocupaciones que sobrevoló el encuentro de especialistas fue cómo avanzar en materia de participación. Existe buena disponibilidad de conocimientos científicos, pero falta un mayor involucramiento del sector político (decisores) y de las comunidades locales (usuarios), lo cual nos lleva a un terreno bastante descuidado: la comunicación.
Hasta ahora el balance es que el sector científico y académico -generador de los conocimientos fundamentales para determinar cualquier gestión sustentable de los recursos hídricos- no ha sabido cómo llegar con claridad y sencillez al sector político y a la sociedad civil. Lo cual se señala como un obstáculo para avanzar en la gobernanza de las aguas subterráneas.
Una de las sugerencias propuestas en la reunión internacional fue incluir en cada proyecto un componente de comunicación más firme y definido de lo que se viene haciendo,que incluya la realización de audiencias públicas con las comunidades involucradas. Los acuíferos deben "emerger" como temas claves del desarrollo sustentable.