En el contexto de crecimiento demográfico, el aumento de la competencia por el agua y la mejora de la atención a problemas ambientales, el agua para la alimentación continua siendo un tema fundamental que no puede seguirse abordando mediante un enfoque sectorial estrecho.
Mientras que la población mundial ha aumentado rápidamente desde 7 billones y estimándose en más de 9 billones para el año 2050, el uso del agua dulce para consumo humano, agrícola, industrial y otros usos se ha sextuplicado. Para alimentar al rápido crecimiento poblacional, la producción de alimento tendrá que duplicarse, pero la cantidad de agua y tierra cultivable disponible sigue siendo la misma.
Por otro lado, el cambio climático y los eventos meteorológicos extremos representan graves amenazas para los sistemas agrícolas. Es por esto que nuevas formas de adaptación a la gestión de los recursos hídricos para la agricultura, incluida la de secano y de riego, el manejo de cuencas, la pesca continental y acuicultura, la ganadería y gestión de pastizales, deben ser estudiadas e implementadas de manera integral.
- La agricultura es el principal consumidor de agua: Se espera que en la mayoría de países sin mejoras en la productividad de la tierra y el agua, la demanda de agua para la agricultura sea mayor a los niveles actuales, es decir mayor al 70% del consumo total.
- Cambios en los patrones de consumo de alimentos: La demanda por alimentos continuará aumentando, no sólo por el crecimiento demográfico sino como resultado del aumento en los ingresos y el cambio en los patrones de consumo, los cuales se orientan hacia el consumo de carne y otros productos animales.
- El cambio climático representa una carga adicional sobre los sistemas de producción de alimentos: La evidencia de sequias e inundaciones más frecuentes y severas en muchas regiones es clara; esto conlleva a impactos sobre la extensión y productividad de la agricultura de secano y riego en todo el mundo.
- Gobernanza, instituciones y políticas adecuadas: La producción de alimentos se basa fuertemente en el agua, sin embargo, otros factores tal como los marcos adecuados de gobernanza, semillas e insumos mejorados, manejo post-cosecha, energía, y políticas de subsidios agrícolas y comerciales, desempeñan un papel fundamental para alcanzar la seguridad alimentaria.
En consecuencia, el cumplimiento de los desafíos del agua y los alimentos requerirá de instituciones dinámicas además de acciones que puedan equilibrar el uso eficiente del suelo y el agua para aumentar la producción vegetal y animal, y diseñar políticas de comercio agrícolas amigables. Dichas instituciones están obligadas a desempeñar un papel importante en la disminución de las externalidades ambientales con técnicas innovadoras en la gestión del agua y el suelo. Adicionalmente deberán presentar información actualizada a nivel local para permitir a los tomadores de decisiones en los sectores público y privado evaluar con precisión y responder con prontitud a los crecientes riesgos del agua y de los alimentos.