El agua es un recurso finito que sustenta la salud humana y la producción de energía y de alimentos. Los sistemas de gestión del agua deben poder responder y adaptarse al contexto cambiante del recurso natural, de las necesidades de desarrollo y de las prioridades de sostenibilidad. Y esto es en condiciones normales. Cuando el agua se ve afectada por el cambio climático de maneras que son dramáticamente diferentes a lo que son nuestras experiencias normales, el impacto es sistémico, extendiéndose por nuestras economías, nuestros medios de vida y nuestros ecosistemas naturales. Se necesita una acción coordinada para transformar los sistemas de gestión hídrica a fin de cambiar la forma de pensar a la nueva dinámica normal, generar confianza y abrir nuevos canales de inversión que permitan respuestas eficaces.
Mediante su cartera de programas de resiliencia hídrica y climática, Global Water Partnership (GWP) ha estado trabajando durante diez años para lograr esta transformación al situar el tema del agua al frente de las agendas de desarrollo. Las intervenciones de GWP han brindado soluciones hídricas a desafíos del desarrollo, catalizado el desarrollo resiliente al clima y mejorado la cooperación transfronteriza que es esencial para cosechar los beneficios sociales y económicos de las aguas compartidas.
Estas intervenciones han producido resultados e impactos significativos. Se han desarrollado capacidades en más de 60 países. Se han integrado el agua y el clima en más de 50 políticas, planes y estrategias de desarrollo formalmente aprobados a nivel nacional, subnacional, regional y de cuenca hidrográfica. El trabajo ha incidido en más de 30 planes, estrategias y compromisos presupuestarios de inversión que respaldan inversiones por más de €1,500 millones. Se ha aumentado la resiliencia y la seguridad hídrica de millones de personas mediante la implementación de intervenciones para desarrollar la resiliencia climática local en más de 30 países.
Estos resultados indican un cambio transformador. Las respuestas coordinadas de los gobiernos y en múltiples regiones y continentes, desde el nivel global al local, han mejorado la coherencia de las prioridades de desarrollo nacional con los compromisos internacionales globales relativos al Acuerdo de París, a la reducción del riesgo de desastres (RRD) y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La escala del impacto y de la transformación ha generado conciencia sobre el papel central que juega la seguridad hídrica en la construcción de sistemas sociales resilientes al clima. Haber introducido conceptos de resiliencia climática y seguridad hídrica en los procesos nacionales mediante la demostración del impacto sobre el terreno ha promovido la planificación para la adaptación. Facilitar la planificación de inversiones y acceso al financiamiento climático ha mejorado los procesos integrados de planificación y abierto las puertas al desarrollo de infraestructura sumamente necesaria.