Debido bien a la variabilidad natural del clima o bien al cambio climático, la probabilidad de que se produzca una intensificación de los fenómenos meteorológicos es mayor. Entre las repercusiones está el incremento en la frecuencia y la intensidad de inundaciones y sequías, lo cual afecta a las vidas de millones de personas y acarrea cuantiosas pérdidas económicas.
Para poder aumentar la resiliencia frente a estos fenómenos y ayudar a los países a incrementar su seguridad hídrica, se debe adoptar un enfoque integrado a la hora de gestionar los recursos hídricos.